La Isla de Rottnest, conocida localmente como "Rotto", emerge como una joya natural a solo 18 kilómetros de la costa de Fremantle, en Australia Occidental. Este destino idílico, también conocido como Wadjemup por el pueblo indígena Whadjuk Noongar, atrae a visitantes de todo el mundo con sus playas vírgenes, aguas turquesas y una atmósfera relajada. Tiene 19 kilómetros cuadrados, 300 habitantes (su gran mayoría dedicados al turismo), pues reciben a medio millón de turistas al año.
Rottnest estuvo antiguamente conectada al continente por un puente terrestre. Sin embargo, hace unos 7000 años, el aumento del nivel del mar la separó de la costa, y desde ese momento los aborígenes dejaron de habitarla hasta la llegada de los colonos.
Una de las estrellas a la hora de visitar Rottnest es el adorable quokka, un pequeño marsupial que parece sonreír perpetuamente y que se ha convertido en un símbolo icónico de la isla. Además de contarte todo sobre estos encantadores animales, también profundizaremos sobre las diversas actividades que ofrece a los visitantes y, sobre todo, la importancia de los esfuerzos de conservación para proteger este tesoro australiano.
El quokka (Setonix brachyurus) es un pequeño macrópodo del tamaño de un gato doméstico, único miembro del género Setonix. Con una longitud de entre 40 y 54 centímetros y un peso de 2.5 a 5 kilogramos, estos marsupiales herbívoros se alimentan principalmente de hierbas, hojas y tallos. Su pelaje grueso y áspero es de color marrón grisáceo, aclarándose en la parte inferior.
Los quokkas son principalmente nocturnos, pasando el día durmiendo bajo la protección de la vegetación densa, como las plantas de Acanthocarpus preissii. Tienen una esperanza de vida promedio de 10 años y las hembras suelen dar a luz a una sola cría, llamada joey, después de un mes de gestación. El joey permanece en la bolsa de su madre durante seis meses y continúa amamantándose durante dos meses más.
Una de sus características más distintivas es su boca, cuya forma da la impresión de una sonrisa constante, lo que les ha valido el apodo de "el animal más feliz del mundo". La naturaleza curiosa y amigable de los quokkas, combinada con su expresión facial que parece una sonrisa, los ha convertido en una sensación mundial, impulsando el turismo a la Isla de Rottnest. La tendencia de las "#quokkaselfie" ha inundado las redes sociales, con más de 20 mil fotos en Instagram.
Además de su apariencia adorable, la población de quokkas está clasificada como vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Si bien sus números prosperan en Rottnest debido a la ausencia de animales depredadores naturales, enfrentan amenazas en el continente por la pérdida de hábitat, la depredación y los incendios forestales.
Además, por su fama y los turistas interesados en tomarse una selfie con ellos, la responsabilidad de interactuar con los quokkas de manera respetuosa y siguiendo las regulaciones establecidas para su protección debe prevalecer. Está estrictamente prohibido tocar o alimentar con comida para humanos a los quokkas, estas acciones pueden estresarlos y enfermarlos, por eso se multa a aquellos que infrinjan estas regulaciones.
Aunque los quokkas alguna vez fueron abundantes en toda la parte sudoeste de Australia, su distribución actual se limita a pequeñas poblaciones dispersas en el continente y a las islas de Rottnest y Bald. En el continente, prefieren áreas con vegetación densa que les proporcione alimento y refugio de depredadores como dingos (perros salvajes de Australia), zorros rojos y gatos salvajes.
El estado vulnerable de los quokkas subraya la importancia de los esfuerzos de conservación. La Autoridad de la Isla de Rottnest ha establecido el Programa de Monitoreo de Quokkas de la Isla de Rottnest para rastrear y proteger a estas criaturas icónicas. La Fundación Rottnest también apoya la investigación y las iniciativas de conservación para garantizar la supervivencia a largo plazo de los quokkas.
Los visitantes de la isla tienen la responsabilidad de contribuir a estos esfuerzos adhiriéndose a las regulaciones y respetando el comportamiento natural y el hábitat de los quokkas. Las prácticas de turismo responsable, como no alimentar ni tocar a los quokkas y permanecer en los senderos marcados, son esenciales para minimizar el impacto humano en el ecosistema de la isla.
El turismo responsable es clave para la supervivencia continua de esta especie icónica. Al respetar las regulaciones y apoyar los esfuerzos de conservación, los visitantes pueden ayudar a garantizar que las generaciones futuras también puedan experimentar la magia de la Isla de Rottnest y sus adorables quokkas.
Con 63 playas de arena blanca y 20 bahías, los amantes de la playa encontrarán un paraíso para nadar, tomar sol y relajarse. Las aguas cristalinas invitan al esnórquel y al buceo, permitiendo a los visitantes explorar los vibrantes arrecifes de coral y los fascinantes restos de naufragios. La Corriente de Leeuwin, que fluye cerca de la isla, sustenta una rica diversidad de vida marina, incluyendo peces tropicales y especies de coral.
Rottnest está prácticamente libre de automóviles, solo pueden verse algunos autobuses turísticos, o vehículos de servicio de guardabosques y personal, las carreteras de la isla son zonas exclusivas para bicicletas y peatones, algo que le hace muy bien al ecosistema local para no perturbarlo.
Los hospedajes también son amigables con el ambiente, no hay hoteles de varios pisos, se evitar la erosión y la contaminación. Existe un resort ecológico, cuyas 83 tiendas de glamping disfrutan de la sombra de eucaliptos y pinos carrascos, no tienen aire acondicionado (si ventilador de techo para la circulación del aire), ideal para sumergir a los huéspedes en el entorno y no transformar el entorno para lograr recibir huéspedes.
La energía renovable proviene de las brisas marinas del Océano Índico (eólica) y del intenso sol de Australia Occidental (fotovoltaica); mientras que el agua potable se extrae del amplio semicírculo blanco de la Bahía de Longreach, se desaliniza y se filtra. Las zonas de santuario marino bajo el agua ofrecen esnórquel y buceo de primera clase, y un vivero isleño cultiva plantas nativas a partir de esquejes y semillas de origen local.
El objetivo de la isla es alcanzar el 75 % de energías renovables. Incluso hay una aplicación donde cualquiera puede ver cuánta energía genera la isla en tiempo real. En 2023, un nuevo plan de gestión reafirmó el compromiso de Rottnest con la sostenibilidad, la conservación y la cultura.
El avistamiento de ballenas (sobre todo entre septiembre y noviembre), la observación de la vida silvestre, como focas en Cathedral Rocks y diversas especies de aves alrededor de los lagos de sal y los bosques, y emocionantes experiencias como vuelos panorámicos y paracaidismo. Estas son las actividades más elegidas dentro del turismo responsable en la isla.
Al planificar una visita a la Isla de Rottnest, los viajeros deben ser conscientes de la importancia de preservar su belleza y su vida silvestre única, asegurando que este destino encantador siga siendo un lugar de maravilla para las generaciones venideras.